Jeffrey A. Miron, Jeffrey Zwiebel, “The Economic Case Against Drug Prohibition”, The Journal of Economic Perspectives, vol. 9, núm. 4, 1995, pp.175-192.
El Mercado de drogas promueve el crimen, destruye ciudades internamente, expande el sida, corrompe a oficiales y políticos, produce y empeora la pobreza y erosiona la moral de la sociedad. La respuesta más común según los autores, ante estas percepciones es la creencia de que los gobiernos deberían prohibir la producción, venta y uso de las drogas. Este artículo discute los costos y beneficios de la prohibición de las drogas. Ofrece un panorama de las consecuencias económicas de la prohibición de drogas y un análisis sistemático de evidencia empírica. Su conclusión es que un mercado de drogas relativamente libre puede ser superior a las políticas de prohibición. Para esto, comparan un mercado de drogas prohibitivo como el de Estados Unidos con uno libre del tipo de bienes legales.
El castigo legal impone un “impuesto” a los proveedores de drogas, aumentando los costos de distribución de sus productos, que incluye sentencias a la cárcel. Los costos de distribución aumentan porque los proveedores no pueden confiar en el sistema legal ni jurídico para controlar su mercado; por tanto, la curva de oferta aumenta.
La prohibición también puede disminuir la curva de demanda por el peligro de ser detenido por posesión de drogas, la falta de certeza acerca de la calidad del producto, costos adicionales y el peligro asociado con transacciones en un mercado ilegal y “el respeto a la ley” que abstiene a los individuos de cometer actos ilícitos. De cualquier forma, la disminución de la curva de demanda puede ser menor en comparación con el aumento de la curva de oferta, ya que los castigos no son tan extremos para los consumidores como lo son para los proveedores. Los costos de transacción suelen ser más altos para el proveedor que para el consumidor; los proveedores pueden estar más sujetos a la violencia que los consumidores. Así, los precios incrementarán con la prohibición, se estima que la cocaína se vende 20 veces más cara que su precio de mercado.
Aumenta la violencia al no poder acudir al sistema legal para resolver conflictos en el mercado de drogas, los costos de la violencia disminuyen con un mercado prohibitivo, además de que los participantes de una empresa ilegal tienen una mayor necesidad de protegerse y por esto contratan a una fuerza de seguridad para lograrlo. La violencia se empleó en el intercambio de alcohol sólo durante los años de prohibición en Estados Unidos, por ejemplo. A parte del incremento de los incentivos a la violencia, la prohibición también aumenta la facilidad con que un cártel se puede establecer en una industria por la necesidad de cooperación y apoyo. Las ganancias reales son factibles con la creación de cárteles, además se incrementan los beneficios marginales de los políticos y oficiales, lo que da a los narcotraficantes razones para apoyar las prohibiciones económicas.
Los autores dicen que las sobredosis accidentales también pueden aumentar con un mercado prohibitivo porque las drogas pueden ser de peor calidad, a pesar de que la dosis sea la misma, el nivel de la sustancia activa puede aumentar de una dosis a otra por la falta de calidad de estas drogas. También pueden aumentar los crímenes, porque si los crímenes financian el consumo de drogas, la prohibición incrementaría el crimen con el aumento de precios. Los efectos económicos de la prohibición parecen ser graves, sin embargo, la prohibición puede disminuir el consumo de drogas.
Su conclusión es que un libre mercado de drogas podría llevar a un aumento en el número de consumidores de drogas, sin embargo, esta política reduciría los efectos negativos del consumo de drogas como la reducción de la violencia, de crímenes por propiedad y otros problemas. La evidencia existente en este ámbito sugiere que los costos sociales de la prohibición de drogas son mayores a los beneficios.
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