jueves, mayo 18, 2006

Corruptio in extremis (El uniforme lo permite todo): reseñas

EL UNIFORME LO PERMITE TODO

Arteaga Botello, Nelson y Adrián López Rivera (2000), “‘Everything in This Job is Money’: Inside the Mexican Police”, World Policy Journal, vol. 17, núm. 3 (otoño), pp. 61-70.

Después de leer las dos versiones de este artículo (el original de Nexos y el más breve del World Policy Journal), la apreciación que se tiene sobre las corporaciones policiacas en México pasa de mala a pésima. Uno sólo puede esperar que algo haya cambiado en los últimos diez años. Arteaga y López presentan el resultado de la investigación que llevaron a cabo, en la que López ingresó a la academia de policía y al graduarse se enroló en una corporación municipal (los nombres tanto del municipio como de los actores no son revelados “por obvias razones”). Sus vivencias al convivir con los cadetes de la academia y los policías ya en servicio denotan el alto grado de descomposición que los law enforcers mexicanos.
Desde el principio, la clave es el dinero. Debido a que la mayoría de los aspirantes no alcanzan los estándares requeridos oficialmente (tanto a nivel físico como psicológico y académico), y a que muchos tienen pasados violentos que incluyen estancias en la cárcel, nexos con organizaciones delictivas y expulsiones deshonrosas de otras corporaciones, tienen que pasar los exámenes otorgando sobornos a los policías que los evalúan. Ya adentro, los cadetes son adoctrinados en el “arte de la corrupción”. Uno de los pasajes más reveladores es cuando a los cadetes les proyectan Rambo, Rambo 2 y La sociedad de los poetas muertos para que aprendan los valores de la lealtad, la obediencia a los superiores y la camaradería. El profesor les recalca, luego de ver la última película, que cuando hay un chismoso entre un grupo de amigos se puede llegar a la cárcel y a la muerte y que, por lo tanto, lo mejor es no delatar a nadie (“la discreción es la mejor virtud de un policía”).
Las historias de los cadetes después de su graduación, mientras son guiados por un policía senior, rayan en lo dantesco. La manera en que le sacan dinero a todos los que se dejan hace que se piense dos veces antes de salir de noche otra vez. Lo que más esperan los policías es un robo, para poder quedarse con la mercancía robada.
En resumen, este artículo se queda con el lector mucho tiempo después de leerlo, y arroja una luz todo menos favorable a la policía en México. Sin embargo, no ofrece ninguna evidencia cuantitativa que pueda ser útil al trabajo que estamos preparando. Sirve apenas como una curiosidad para comprender los (no muy complicados) procesos que orillan a un policía a la corrupción. Eso sí, es una mina de oro en lo que a posibles epígrafes se refiere.

Williams, Hubert (2002), “Core Factors of Police Corruption across the World”, Forum on Crime and Society, vol. 2, núm 1, pp 85-99.


Mediante éste articulo el autor analiza algunos de los factores explicativos de la corrupción policial más importantes en el mundo. El autor comienza por señalar que en su investigación emplea el término corrupción en un sentido más amplio que el convencional. Por corrupción no se refiere únicamente al recibimiento de una renta por parte de un agente público que pone a la venta sus servicios de manera ilegítima en el mercado de bienes privados, también hace referencia a cualquier actividad policiaca que transgreda el marco institucional legal, aún cuando ésta no implique una remuneración para el agente. Entonces, para el autor la violencia policiaca así como las violaciones a derechos individuales por parte de los oficiales constituyen también actividades que se inscriben dentro de la rama de la corrupción.
El autor distingue varios elementos que fomentan el desarrollo de la corrupción en el seno del aparato policial. Considera que las semillas de la corrupción se encuentran inicialmente en las fallas de los procesos de selección de agentes. En muchos países como México no existe un proceso de selección eficiente que permita filtrar a los malos elementos que buscan incorporarse a las fuerzas policiacas. Por este motivo muchos ex convictos y personas mentalmente inestables logran adquirir puestos como law enforcers.
El autor señala que un entrenamiento deficiente puede también facilitar la corrupción de los agentes de policía ya que teóricamente el entrenamiento debería proveer por un lado las bases éticas esenciales para formar parte del cuerpo policiaco y permitir por otro lado la identificación de los malos agentes que no respondieran de manera positiva a las pruebas psicológicas que los futuros oficiales deben aprobar durante su entrenamiento.
El tercer elemento que facilita la corrupción es la escasez de recursos por parte del aparato gubernamental. Un gobierno sin recursos suficientes para pagar adecuadamente a sus agentes de policía, incentiva a los oficiales a buscar ingresos a través de la corrupción. Además, una administración gubernamental sin recursos no posee los elementos necesarios para realizar un monitoreo efectivo de sus agentes
Por último, el autor considera que la estructura del aparato policial es en si un elemento que promueve la corrupción ya que fomenta relaciones de enorme dependencia y complicidad entre los policías. Aún para un policía no corrupto resulta muy importante no denunciar a sus colegas corruptos ya que este podría repercutirle de manera negativa e incluso ponerlo en peligro.
Una vez estudiados los elementos que fomentan la corrupción policial el autor considera brevemente algunas formas de combatirla.

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