Pregunta de investigación
¿El poder de negociación provisto por el capital humano y físico que los esposos llevan consigo al matrimonio tiene efectos distintos en la distribución de recursos dentro del hogar?
Descripción de variables
Las variables dependientes de la investigación están clasificadas en 1) resultados a nivel hogar y 2) resultados a nivel individual. Los resultados a nivel hogar capturan el porcentaje de ingreso disponible para la familia (wj) que se gastó en cada uno de los siguientes rubros j: comida, educación, salud, ropa para los niños y alcohol y tabaco.
Los resultados a nivel individual reflejan la inversión en educación (Eij) para cada niño i en cada familia j, en función de su género y su edad, así como de la educación de cada uno de los padres (indicador de capital humano) y de los activos (indicador de capital físico) que éstos aportaron al matrimonio. La inversión en educación se mide con 1) la desviación de los años de escuela completados por cada niño con respecto a la media de su cohorte y 2) con los años de educación completados al momento de encuestar, controlados por la edad del niño.
La variable independiente clave para responder la pregunta de investigación depende del contexto legal, cultural y geográfico[1]. El control principal que se aplica es el de efectos no observados por medio de regresiones de efectos fijos además de otras variables que controlan por condiciones culturales y legales específicas de cada país.[2]
Metodología
Los autores realizaron sus propias encuestas y seleccionaron cuatro casos de estudio: Bangladesh, Indonesia, Etiopía y Sudáfrica. No obstante, no se ofrece justificación alguna para la elección de los mismos. Por otro lado, aunque se hace un esfuerzo excepcional por utilizar variables de control especiales para cada caso, los autores desdeñan un factor fundamental en la estimación del poder de negociación: la credibilidad de las amenazas de retirar el capital físico del matrimonio por medio de la separación. Esto puede controlarse por tasas de divorcio en cada país estudiado. De igual forma, la suposición de que mayor educación generará mayor poder de negociación en la pareja es engañosa, pues en muchas sociedades las personas con mayor capital humano, i.e. con mejor posición económica, suelen mantener posturas conservadoras en relación al resto de la sociedad. Si la actitud tradicional de la mujer es ceder, la tendencia puede acentuarse o mantenerse en estos estratos, independientemente de la inversión en educación. Finalmente, los autores concluyen que un mayor capital físico bajo control de las mujeres aumenta la inversión en educación. Explican que esto puede responder a una estrategia de la madre para asegurar la ayuda de hijos prósperos en su vejez. No obstante, en todos los casos salvo uno, la preferencia de la madre es hacia las hijas, y la decisión de favorecerlas resulta contra intuitiva a la luz de la desventaja cultural y económica asociada con las mujeres en esas sociedades. Si las madres favorecen a sus hijas cuando tienen el poder de hacerlo, la racionalidad detrás de ello permanece sin explicar.
¿El poder de negociación provisto por el capital humano y físico que los esposos llevan consigo al matrimonio tiene efectos distintos en la distribución de recursos dentro del hogar?
Descripción de variables
Las variables dependientes de la investigación están clasificadas en 1) resultados a nivel hogar y 2) resultados a nivel individual. Los resultados a nivel hogar capturan el porcentaje de ingreso disponible para la familia (wj) que se gastó en cada uno de los siguientes rubros j: comida, educación, salud, ropa para los niños y alcohol y tabaco.
Los resultados a nivel individual reflejan la inversión en educación (Eij) para cada niño i en cada familia j, en función de su género y su edad, así como de la educación de cada uno de los padres (indicador de capital humano) y de los activos (indicador de capital físico) que éstos aportaron al matrimonio. La inversión en educación se mide con 1) la desviación de los años de escuela completados por cada niño con respecto a la media de su cohorte y 2) con los años de educación completados al momento de encuestar, controlados por la edad del niño.
La variable independiente clave para responder la pregunta de investigación depende del contexto legal, cultural y geográfico[1]. El control principal que se aplica es el de efectos no observados por medio de regresiones de efectos fijos además de otras variables que controlan por condiciones culturales y legales específicas de cada país.[2]
Metodología
Los autores realizaron sus propias encuestas y seleccionaron cuatro casos de estudio: Bangladesh, Indonesia, Etiopía y Sudáfrica. No obstante, no se ofrece justificación alguna para la elección de los mismos. Por otro lado, aunque se hace un esfuerzo excepcional por utilizar variables de control especiales para cada caso, los autores desdeñan un factor fundamental en la estimación del poder de negociación: la credibilidad de las amenazas de retirar el capital físico del matrimonio por medio de la separación. Esto puede controlarse por tasas de divorcio en cada país estudiado. De igual forma, la suposición de que mayor educación generará mayor poder de negociación en la pareja es engañosa, pues en muchas sociedades las personas con mayor capital humano, i.e. con mejor posición económica, suelen mantener posturas conservadoras en relación al resto de la sociedad. Si la actitud tradicional de la mujer es ceder, la tendencia puede acentuarse o mantenerse en estos estratos, independientemente de la inversión en educación. Finalmente, los autores concluyen que un mayor capital físico bajo control de las mujeres aumenta la inversión en educación. Explican que esto puede responder a una estrategia de la madre para asegurar la ayuda de hijos prósperos en su vejez. No obstante, en todos los casos salvo uno, la preferencia de la madre es hacia las hijas, y la decisión de favorecerlas resulta contra intuitiva a la luz de la desventaja cultural y económica asociada con las mujeres en esas sociedades. Si las madres favorecen a sus hijas cuando tienen el poder de hacerlo, la racionalidad detrás de ello permanece sin explicar.
[1] Mientras que en Bangladesh una mayor educación del padre y un mayor capital aportado tienen un efecto negativo sobre la inversión en educación de la hija, en Sudáfrica el efecto es el inverso.
[2] Edad al casarse, costumbres sobre herencia, tipos de propiedad y valor cultural de los mismos, entre otras.
Agnes R. Quisumbing y John A. Maluccio, "Intrahousehold Allocation and Gender Relations: New Empirical Evidence", Policy Research Report on Gender and Development, Working Paper Series No. 2 (octubre 1999)
Anaid Reyes Hernández
Mónica L. Caudillo Contreras
3 comentarios:
A pesar de que el artículo no se refiere a la migración como el factor causal del cambio de roles entre hombres y mujeres en los hogares, parece útil para sustentar la hipótesis alternativa de que una ampliación en las facultades de decisión de las mujeres en los hogares afecta el output de capital humano.
Me parece que es una buena crítica la de cuestionar el criterio de selección de casos. No sé que tan probable sea la tesis de que los sectores con mayor ingreso tienden a ser más conservadores, se me ocurre que tal vez hay una relación cuadrática (U) entre estas dos variables. Por último, creo que la descripción de las variables independientes no es clara, tal vez se deba al artículo o podría ser a la manera de transmitirlo.
Aunque creo que el articulo evalúa de manera puntual de cómo se asignan los recursos dentro de una familia, tiene dos importantes dificultades para ser aplicable al caso mexicano; A) en el caso de estudio del paper es una familia funcional, y no disfuncional como seria en lo que quieren analizar de nuestro país, al no estar el padre en el caso mexicano la madre tiene una libertad considerable al asignar los recursos, libertad que no se ve explicita en el caso de estudio del paper en donde existen padre y madre, y el otro b) que los casos de estudios no son comparables al caso mexicano, por ejemplo Bangladesh es un país con una población alrededor de 80 % que profesan la religión musulmana y dado los nulos roles de la mujer bajo esa religión, no son comparables a la libertad de las mujeres mexicanas, o el nivel de educación de Etiopia que también incide marcadamente en el rol de la mujer en dicho país, son sociedades que no pueden compararse con México, por la diferencias culturales y la discriminación de genero que existen en ellos.
La lectura proporciona un buen ejemplo hacia donde pueden encaminar su investigación y también algunos puntos importantes a considerar sobre cosas que no pueden soslayar. En primer lugar, los factores legales deben ser considerados con más cuidado, al igual que las consideraciones religiosas, aunque en ese caso debería diferenciarse entre el rol impuesto institucionalmente y lo que se observa como práctica consuetudinaria. Comparto en este sentido la crítica de Celia sobre la dificultad de aplicar sin mediaciones esta lectura.
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