1. Ames, Barry. 2000. “Disciplina partidaria en la legislatura brasileña.” Política y Gobierno VII, num. 1: 15-60.
El sistema electoral brasileño combina una representación de lista abierta, magnitud de distrito alta, reelección ilimitada y elección de candidatos a nivel de los estados. Esta estructura debe producir diputados “individualistas” y disciplina partidista débil. Sin embargo, existe una corriente de investigación que propone que las sanciones y recompensas de los líderes son lo suficientemente fuertes para contrarrestar los efectos del sistema electoral y producir partidos legislativos con altos grados de unidad. Para resolver esto, Ames determina los factores que afectan la disciplina partidista. Entre ellos propone los incentivos que obtienen los miembros del partido mediante bienes clientelares (pork-barrel), las exigencias del electorado y preferencias comunes de política y la influencia de la dirigencia de los partidos. Cuanto más alto sea el precio que deban pagar los líderes para obtener apoyo, más débil es el partido. La libertad de los legisladores para resistir las presiones de los líderes depende de su seguridad electoral, que está determinada por la posición en las listas del partido, la proporción de votos que obtienen para su partido y la antigüedad en la legislatura.
2. Cain, Bruce, John Ferejohn and Morris Fiorina. The personal vote: constituency service and electoral Independence. Cambridge: Harvard University, 1997.
El comportamiento de los legisladores hacia sus votantes depende de qué tanto importen sus votos para el futuro de su carrera política. Bajo este supuesto, los políticos electos en distritos uninominales por regla de mayoría y con posibilidad de reelección estarán interesados en construir una base de apoyo electoral personalizado. Los sistemas de representación proporcional, por el contrario, proporcionan escasos incentivos a cultivar un voto personal (la porción de apoyo electoral que se origina en características individuales del político, y no por otras consideraciones como su pertenencia partidista). El voto personal tiene consecuencias sobre las relaciones intralegislativas. A medida que el representante logra cultivar una porción mayor de voto personal tiene mayor control sobre su cargo, y por tanto goza de más independencia del liderazgo partidista. El vigor de la disciplina partidista depende así de la naturaleza de la base electoral del representante.
3. Carey, John M. and Matthew S. Shugart. 1995. “Incentives to Cultivate a Personal Vote: a Rank Ordering of Electoral Formulas.” Electoral Studies 14: 417-439
Shugart y Carey construyen un modelo para medir la importancia de la reputación personal (vs. reputación partidista) bajo distintos sistemas electorales. Identifican cuatro variables institucionales relevantes que en conjunto determinan el nivel de incentivos de un legislador para buscar un voto personal: las reglas que gobiernan la selección de candidatos (acceso a la boleta), el tipo de listas (abiertas o cerradas), la magnitud de distrito y la agregación de votos (vote-pooling). El sistema que más importancia da a la reputación personal es uno donde el acceso a la boleta no está controlado por el partido (nominaciones decididas por candidatos o elecciones primarias), las listas son abiertas y la magnitud de distrito es alta. En ese caso, los legisladores responden a los electores y son más independientes de las presiones del partido.
4. Mascott, María de los Ángeles. 2006. “Disciplina partidista en México: el voto dividido en las fracciones parlamentarias durante las LVII, LVIII y LIX legislaturas.” Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública. Documento de trabajo núm. 1.
La disciplina partidista se define como la situación en que un miembro del partido acata la decisión tomada por el régimen de toma de decisiones, sin importar si apoyó esa decisión. La disciplina se diferencia de la cohesión partidista. La primera es el resultado de las relaciones de poder al interior de los partidos políticos, impuesta por la distribución de sanciones y premios, mientras que la segunda refleja un grado de coordinación entre los legisladores. El voto dividido –aquella situación en la que los legisladores de una misma fracción votan en sentidos diferentes- comprende tanto la indisciplina como la falta de cohesión. El grado de disciplina partidista está determinado por la cantidad de recursos que los líderes poseen para arruinar las carreras de los políticos. Otras perspectivas, sin embargo, sostienen que la disciplina partidista se mantiene gracias a los incentivos y poderes existentes al interior de los congresos y, en particular, al proceso de toma de decisiones.
5. Ames, Barry. 1995. “Electoral Strategy under Proportional Representation.” American Journal of Political Science 39: 406-433.
6. Ashworth, Scott and Ethan Bueno de Mesquita. 2004. “Party Discipline with Electoral and Institutional Variations.” Institute of Governmental Studies. Paper WP2004-7.
7. Figueiredo, Argelina and Fernando Limongi. 2000. “Presidential Power, Legislative Organization, and Party Behavior in Brazil.” Comparative Politics 32: 151-170.
8. Mena, Amalia. Los determinantes de la disciplina partidaria en la Cámara de Diputados: un análisis comparativo. México, Argentina, Brasil y Chile. México: La autora, 2000.
9. Morgenstern, Scott y Benito Nacif (eds.). Legislative Politics in Latin America. Cambridge: Cambridge University Press, 2002.
10. Nacif, Benito. 2002. “Para comprender la disciplina de partido en la Cámara de Diputados en México: el modelo de partido centralizado.” Foro Internacional 167: 5-38
domingo, mayo 06, 2007
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3 comentarios:
La bibliografía que presentan resulta muy útil para entender la relación entre el arreglo institucional, la relación de los representantes con los líderes de partido y el cultivo del voto personal. Sin embargo, creo que para responder el segundo aspecto de su pregunta de investigación ("¿En qué circunstancias los electores consideran las características personales de los políticos para determinar su voto?")expuesta en el abstract, resultaría conveniente ahondar en literatura relacionada con las motivaciones del voto, a menos de que en su investigación planeen suponer el comportamiento de los votantes como totalmente dependiente del arreglo institucional electoral.
Si no es así, creo que sería enriquecedor tomar en cuenta las motivaciones del votante para evaluar características personales del político en ciertos casos. Por ejemplo, en la elección presidencial, los ciudadanos que tienen como tradición votar por cierto partido no repararán en atributos personales del candidato, mientras que la decisión de los llamados "votantes independientes" dependerá exclusivamente de la percepción que tengan sobre las cualidades de los candidatos.
Tienen mucha bibliografía para construir su marco teórico pero les faltan fuentes de estudio de caso que comparen países en el mismo nivel y con variables similares. Esto les permitiría saber cuáles variables se han cuantificado y hasta qué punto existe convergencia o diferencia entre paíeses. Su proyecto podría dedicarse a explicar por qué hay varianza o no en el impacto del voto personal entre distintos países.
Rebeca Romo dijo:
Creo que un autor indispensable para este tema es Gary Cox. Creo que a su bibliografía le falta un poco examinar el debate de la disciplina de partidos, sería bueno que le echaran un ojo a el otro lado del debate que afirma que todo mundo sobreestima la disciplina de partidos. Y no traten de abarcar tantas visiones porque está muy difícil por ejemplo tratar de conjuntar las mediciones del sistema de Brasil, ay al mismo tiempo meter reputación personal contra patronazgo. Sin embargo, creo que sí fue bueno que le echaran un ojo a esa parte, pero concéntrense en un modelo específico para la medición de sus variables. Chequen el artículo "where's the party" luego se los doy en clase.
PD: es la cuenta de Marisol, perdón, es que la mia implotó.
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