B. JORGE ALMARAZ CALDERÓN
Este fue un sexenio con importantes peculiaridades, la gran escisión interna del PRI, la llegada al poder de un presidente con una legalidad en duda y una legitimidad débil, y la última ocasión en que el presidente gobernó con gobierno unificado durante todo el sexenio, lo que en cierta parte facilitó la aprobación de sus iniciativas. Sin embargo, dada la importancia de las reformas que se trataron, debatieron y, en su caso, aprobaron en materia de democracia, política exterior, y economía, el apoyo del Congreso no siempre fue suficiente.
En la difícil situación económica en la que el país se encontraba, el presidente utilizó una gran parte de su capital político y de negociación para llevar al Congreso, las reformas económicas que generaran mayor competitividad y eficiencia de la economía; pero, ¿porqué se apostó tanto a las reformas económicas, dándoles prioridad por encima de las políticas?, consideramos, en primera instancia, que al encontrarse políticamente desacreditada la administración en curso, la necesidad de resultados palpables se convirtió en prioridad para el gobierno. Sin embargo, ¿por qué para algunas reformas se buscó el apoyo unánime de las fuerzas políticas y en otras se hecho mano de la maquinaria partidista para aprobarlas?, ¿hubo fallas en el diseño de las reformas?, ¿qué problemas resolvieron las reformas?, ¿la situación política favoreció/empeoró el panorama para la aprobación de las reformas? Estas son algunas de las preguntas que el presente trabajo busca responder analizando los procesos legislativos que permitieron la liberalización económica, privatización, disminución de la burocracia, reformar fiscales parciales, la autonomía del Banco Central y la negociación del TLCAN, entre otras.
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