El argumento central de este artículo es que los procesos políticos generalmente compensan a los perdedores del cambio tecnológico y de la competencia internacional de una manera económicamente ineficiente. Esto no se debe a que los políticos sean poco previsores o carezcan de la información y conocimientos necesarios para llevar a cabo políticas de redistribución o compensación económicamente eficientes para los perdedores. Se debe más bien a que la presión del proceso político lleva a los actores políticos a implementar compensaciones económicamente ineficientes, pero políticamente eficientes.
Cuando una empresa o un sector productivo se ve dañado por el cambio tecnológico o por la competencia en el mercado internacional, comienza a rezagarse con respecto sus competidores y a tener pérdidas. Según Dixit y Londregan, la decisión económicamente eficiente sería dar una compensación definitiva o una liquidación a estas empresas que se han vuelto poco competitivas, sobre todo a sus trabajadores, para que puedan costear las transacciones que implica el cambio de empleo, de sector productivo e incluso de localidad. De esta manera, esas empresas poco eficientes cerrarían y cambiarían a un giro más eficiente, así como los trabajadores de estas empresas se moverían a otros sectores y se especializarían en otros ámbitos económicamente más eficientes. A las empresas en declive y a sus trabajadores se les daría una liquidación definitiva que compensara sus gastos de movilización y cambio, así se acabaría con el problema de tener que sostener a empresas ineficientes y el estado no tendría que preocuparse más por ellas.
Sin embargo, la decisión económicamente eficiente que proponen Dixit y Londregan no se lleva a cabo empíricamente porque no es compatible con la decisión políticamente eficiente. Los políticos tienen la presión de la próxima elección, para ganarla necesitan tantos votos como puedan obtener, esto implica que liquidar una empresa o un sector económico ineficiente les podría quitar muchos votos a corto plazo, y ésta es la razón por la que en lugar de retirar del mercado a las empresas improductivas, las subsidian y mantienen. Por otra parte, si los políticos decidieran aplicar la solución económicamente eficiente y en lugar de mantener a sus empresas ineficientes a base de subsidios, simplemente las liquidaran y se deshicieran del problema, entonces nada les aseguraría que a largo plazo las empresas mantuvieran su lealtad partidista o su agradecimiento con el político porque ya no dependerían de él. En cambio, darle subsidios constantes a estas empresas ineficientes significa que los políticos las tienen a su merced, porque éstas dependen de ellos para su funcionamiento.
Creo que la aportación de este artículo es que explica concretamente cuáles son las motivaciones de los actores políticos para implementar políticas económicamente ineficientes y desarrolla tanto matemática como teóricamente el mecanismo causal que lleva a los políticos a tener dichas motivaciones. Por otra parte, el modelo matemático que se desarrolla en este artículo es bastante complicado (al menos para mí) y aunque se supone que sirve para explicar el proceso por el cual los políticos toman decisiones económicamente ineficientes pero políticamente eficientes, no sé si serviría para predecir el momento en que los políticos van a tomar este tipo de decisiones, porque creo que sería imposible medir todas esas variables, o siquiera crear un índice para medir algunas de ellas. Finalmente, creo que una reflexión importante que se puede extraer de este texto es que el sistema de reelección en las democracias puede ser el responsable de la pérdida económica de eficiencia.
Cuando una empresa o un sector productivo se ve dañado por el cambio tecnológico o por la competencia en el mercado internacional, comienza a rezagarse con respecto sus competidores y a tener pérdidas. Según Dixit y Londregan, la decisión económicamente eficiente sería dar una compensación definitiva o una liquidación a estas empresas que se han vuelto poco competitivas, sobre todo a sus trabajadores, para que puedan costear las transacciones que implica el cambio de empleo, de sector productivo e incluso de localidad. De esta manera, esas empresas poco eficientes cerrarían y cambiarían a un giro más eficiente, así como los trabajadores de estas empresas se moverían a otros sectores y se especializarían en otros ámbitos económicamente más eficientes. A las empresas en declive y a sus trabajadores se les daría una liquidación definitiva que compensara sus gastos de movilización y cambio, así se acabaría con el problema de tener que sostener a empresas ineficientes y el estado no tendría que preocuparse más por ellas.
Sin embargo, la decisión económicamente eficiente que proponen Dixit y Londregan no se lleva a cabo empíricamente porque no es compatible con la decisión políticamente eficiente. Los políticos tienen la presión de la próxima elección, para ganarla necesitan tantos votos como puedan obtener, esto implica que liquidar una empresa o un sector económico ineficiente les podría quitar muchos votos a corto plazo, y ésta es la razón por la que en lugar de retirar del mercado a las empresas improductivas, las subsidian y mantienen. Por otra parte, si los políticos decidieran aplicar la solución económicamente eficiente y en lugar de mantener a sus empresas ineficientes a base de subsidios, simplemente las liquidaran y se deshicieran del problema, entonces nada les aseguraría que a largo plazo las empresas mantuvieran su lealtad partidista o su agradecimiento con el político porque ya no dependerían de él. En cambio, darle subsidios constantes a estas empresas ineficientes significa que los políticos las tienen a su merced, porque éstas dependen de ellos para su funcionamiento.
Creo que la aportación de este artículo es que explica concretamente cuáles son las motivaciones de los actores políticos para implementar políticas económicamente ineficientes y desarrolla tanto matemática como teóricamente el mecanismo causal que lleva a los políticos a tener dichas motivaciones. Por otra parte, el modelo matemático que se desarrolla en este artículo es bastante complicado (al menos para mí) y aunque se supone que sirve para explicar el proceso por el cual los políticos toman decisiones económicamente ineficientes pero políticamente eficientes, no sé si serviría para predecir el momento en que los políticos van a tomar este tipo de decisiones, porque creo que sería imposible medir todas esas variables, o siquiera crear un índice para medir algunas de ellas. Finalmente, creo que una reflexión importante que se puede extraer de este texto es que el sistema de reelección en las democracias puede ser el responsable de la pérdida económica de eficiencia.
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