José Luis Enríquez Chiñas
Valentín Pereda
Una nueva Ley de Radio y Televisión es necesaria en el México del siglo XXI. Desafortunadamente, la propuesta que ya fue aprobada en la cámara baja y ha sido puesta a consideración en el Senado beneficia únicamente a las dos grandes televisoras del país, mientras que perjudica a transmisoras más pequeñas. Lo anterior se ve agravado por el contexto actual, en el que los partidos buscan tener una buena relación con Televisa y Televisión Azteca para beneficiar a sus candidatos en campaña electoral. En un principio el PRD no aprobaba la propuesta, pues hacerlo le acarrearía problemas de credibilidad (siempre han criticado los monopolios, y es tradición en el PRD atacar a Televisa). El PRI se encontraba en una situación dividida: no deseaba enemistarse con las televisoras, pero tampoco se atrevían a adoptar una posición definitiva, por miedo a que esto repercutiera negativamente en su popularidad entre el electorado. Por último, el PAN apoyaba la ley ya que esto no entraba en contradicción con su postura ideológica y le permitía adquirir una buena posición ante los dueños de los medios de comunicación. Así, las dimensiones en que se puede medir esta coyuntura son quedar bien con el electorado y quedar bien con las televisoras. Al comenzar el periodo electoral a todos los partidos les convino más quedar bien con las dos televisoras que buscar tratar de ganar la simpatía de aquellos electores que estaban en contra de la aprobación de esta iniciativa. Tanto el PRD como el PRI cambiaron sus posturas, ambos votaron en favor de la Ley, y ésta alcanzó la mayoría calificada necesaria para pasar a la cámara alta. En estos días la iniciativa se encuentra a consideración entre los senadores, por lo que el resultado final se desconoce y dependerá de las discusiones entre los partidos.
domingo, febrero 19, 2006
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